Cada nudo asegura y fija la forma definitiva del módulo que tras su repetición incesante e imperfecta conforma la estructura entramada. Su construcción, en orden aparente y predecible, sorprende y cuestiona ante su deconstrucción y defecto en el detalle. Todo comienza con un ritual pausado y paciente que resulta en un perfecto tejido, que luego de ser contemplado, es sometido a tensiones, dobleces, deformaciones, deconstrucciones que resultan algo contradictorias al minucioso trabajo ya realizado. Estas redes se presentan en planos o en figuras geométricas parcialmente deformadas o deconstruidas que representan la belleza de una realidad fallida y frágil.

Me inquietan los comportamientos sociales y cómo respondemos individualmente a las presiones que nos rodean; la necesidad de adaptación, de plegarnos a un orden, navegar el caos, pero también de rebelarse y cambiar rumbos para vivir una verdad. Todas las acciones en busca de un delicado equilibrio cuyo centro está en movimiento constante.

Selecciono, combino y manipulo materiales comunes respetando y retando a la vez su naturaleza y dirección en busca de nuevas posibilidades y realidades poco aparentes. Creo en la contemplación y movimiento, tanto de la obra como del espectador, para completar una visión que de alguna manera cuestione las dinámicas y rutas previamente aceptadas.