Desde las más arduas y pesadas labores a las más delicadas artes de costura, nuestro genero está cargado de expectativas sobre nuestro papel en la cotidianidad del hogar, pero como mujeres, sabemos que somos capaces de eso y mucho más. El reto es creérnoslo; superar nuestros miedos y activarnos. Sin embargo, si somos afortunadas de romper ese cascarón, comenzará una nueva lucha por el equilibrio. A primera vista, no vemos nada claro, pero al acercarnos desciframos la confusión de líneas que caen y se entrecruzan. El peso de las planchas, la belleza de los botones, la sensualidad de las curvas, las ligereza y gracia de las líneas, el fluir del metal que cae en curvas por su propio peso y el toque final: la sombra que representa esta dualidad permanente que vive la mujer entre lo que se espera de ella y lo que es capaz de hacer. Así somos las mujeres… no nos ven venir, pero cuando llegamos es con fuerza y determinación. La obra es un homenaje a la mujer: desde la belleza y el coraje de las labores del hogar, a la lucha y el logro de ser mucho más que eso, a pesar de una sociedad que nos oprime. El resultado es una tormenta con fuerza, astucia, gracia y sensualidad.

Aunque mis piezas tienden a tener aspecto más masculino, en parte por los materiales utilizados y en parte por los propios conflictos internos sobre la propia feminidad, en esta ocasión hay una intención muy deliberada de incluir, además, elementos simbólicos del papel de la mujer como ama de casa. Claro está que planchar y coser son actividades de un estereotipo femenino algo anticuado y que intentamos dejar atrás. Los objetos reciclados incluidos, partes de planchas y botones, tienen connotaciones propias. Han sido usados por mujeres que son más que una actividad del hogar. Super mujeres que con ambición y agallas lograron trabajar en actividades no tradicionalmente femeninas además de hacer sus labores cotidianas del hogar. Aunque en sociedades y familias más avanzadas hemos visto avances hacia un equilibrio entre hombres y mujeres, sabemos que todavía queda mucho camino por recorrer.