La Vida es Sueño
La Escena
Globos suspendidos sobre el escenario, tronos, mallas, coronas, máscaras y petos, son algunos de los elementos creados por Alicia para esta producción de La Vida es Sueño, importante pieza teatral de Calderón de la Barca.
Alicia Coles: la vida es sueño
por Federico Pacanins
El espacio escénico siempre debe ser intervenido por la presencia de actores y de elementos de apoyo que, debidamente resaltados por la iluminación, terminan siendo la esencia misma del montaje. Gordon Craig, artista de conceptos escénicos fundamentales, hace ya más de un siglo quería imponer en la representación elementos que trascendieran o trastocaran la realidad; nada de realismo, sino de facilitar símbolos para comunicar el sentido más profundo de la obra.
En Venezuela los conceptos de Craig bien pudieron inspirar los trabajos de Nicolás Curiel, de Horacio Peterson o luego, los de Carlos Giménez, quienes nunca renegaron la idea de generar símbolos escenográficos singulares y útiles. La lección, pues, ha sido digerida al punto de entender cómo los lenguajes de la pintura y la escultura bien pueden utilizarse y combinarse de maneras insospechadas para dar carácter particular hasta al más venerable de los clásicos.
Por dos fines de semana, a finales de junio y comienzos de julio de 2024, tuvimos la oportunidad de presentar La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca en la Asociación Cultural Humboldt, contando para ello con el apoyo de la Embajada de España. Un elenco de diestros actores profesionales entregó su representación, en un escenario que, además del clásico texto, proponía música incidental compuesta y ejecutada con precisión por Sandra Yajure, asistente a la dirección. Las esculturas de la distinguida artista Alicia Coles, perfectamente iluminadas por Manuel Troconis, quedaban exhibidas en el escenario cual una exposición, que el público disfrutaba con admiración y curiosidad. La idea de instalar en el teatro la obra de Coles, que ya había sido exhibida en otros espacios de la Asociación tenía, ciertamente, un algo curioso. Una cosa es pedir al escultor que realice piezas que signifiquen y simbolicen el texto dramático, y otra, muy distinta, es ubicar en el lenguaje del artista, en su obra ya hecha, significados y símbolos que transfiguren la puesta en escena.
Coles recibió nuestra propuesta con cautela. Su sólida formación dejaba saber como “La propuesta que actualmente desarrollo apunta hacia la sombra y la luz, su inseparable compañera. Huella efímera que construye y destruye simultáneamente la realidad. Manifestación de la materia a través del fluir de su existencia, de la experimentación y la mente lúdica del creador que hace y del espectador que recrea, ambas percepciones determinan y encuentran el espacio creativo como el lugar donde aflora metáfora que determina significado.”
Sombra y luz, huella efímera que Construye y destruye. Tal el espacio que encarcela a Segismundo y, a la vez, lo relaciona con Rosaura:
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que dejan en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Y Rosaura, entre mallas que aprisionan y dan la sensación de encierro, dice entre filosófica y poeta:
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro –entre sí decía–
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta,
viendo que iba otro sabio
cogiendo las hojas que él arrojó.
Mallas y tramas sirven, pues, para representar y ofrecer texturas a una torre de confinamiento que toma la mitad del escenario; en la otra mitad, va un Palacio presto a la reflexión escolástica del Rey Basilio, padre de Segismundo:
Esos círculos de nieve,
esos doseles de vidrio
que el sol ilumina a rayos,
que parte la luna a giros;
esos orbes de diamantes,
esos globos cristalinos
que las estrellas adornan
y que campean los signos,
son el estudio mayor
de mis años, son los libros
donde en papel de diamante,
en cuadernos de zafiros,
escribe con líneas de oro,
en caracteres distintos,
el cielo nuestros sucesos
ya adversos o ya benignos.
(… )
Globos suspendidos en la escena complementada por dos tronos, también realizados por Coles, daban la majestad del palacio que, al igual que las mallas y aparente rusticidad de la Torre de confinamiento, pues aparecían o desaparecían según lo requería el desarrollo de la trama. Pero ahí no terminó la labor de Coles; también dibujó un hipogrifo, realizó mucho del atrezzo de la pieza -coronas, máscaras, petos, tocados, tronos, objetos de Segismundo-, en fin, confió y apoyó de manera irrestricta en lo que planteamos.
La Vida es Sueño – Obra de Pedro Calderón de la Barca
El elenco
Alejandro Míguez – Segismundo | Anakarina Fajardo – Rosaura | Gerardo Soto – Basilio | Edisson Spinetti – Clotaldo | Ignacio Marchena – Astolfo | Jhonny Cáceres – Clarín | Paola Martínez – Estrella | Javier González – criado | María García – criada | Francisco Faneyte – soldado | Santiago Sifontes – soldado | Participación especial de la primera actriz Sandra Yajure
Escenografía a cargo de la artista plástica y escultora Alicia Coles | Vestuarios: Edisson Spinetti y Elizabeth Yrausquín | Iluminación: Manuel Troconis | Video escénico: Mariana Suárez | Prensa: Anakarina Fajardo | Acompañamiento sonoro y asistencia de dirección: Sandra Yajure | Fotografía y producción ejecutiva: Paola Martínez | Producción general: Williams Blanco | Dirección y puesta en escena: Federico Pacanins